"Todo lo que necesitas quizá no esté delante a ti o a tu alrededor, pero todo lo que necesitas está ciertamente dentro de ti."
Tengo 18 años. Me gusta leer, salir con mis amigos, escuchar música y escribir poesía. Voy a estudiar psicología, porque me parece que no hay suficientes personas capacitadas en este ámbito en mi comunidad. Voy a estudiar psicología porque quiero aprender a interpretar los procesos de la mente, sobre todo la mía.
Voy a contar mi historia, algunos concordarán conmigo, otros me tacharán de ridícula. Pero no me importa mucho, porque este es el tipo de cosas a las que una se enfrenta cuando tiene un blog en el cual pone la mayoría de sus anécdotas y/o pensamientos.
Cuando era pequeña, siempre quería parecerme a alguien más o ser como alguien más, primero, quería ser como una princesa de esas de Disney, luego quería ser como Hannah Montana, una estrella de rock, o una bailarina como alguna que vi en televisión alguna vez, estudiar en Julliard y conseguirme un amor de película.
Ahora me doy cuenta, que no quiero ser nada de eso, me doy cuenta de que yo soy un ser único e individual, que no hay otra persona como yo. Que se parezca a mí tanto físicamente, como en cuestiones de personalidad, que no necesito que alguien me acepte, que solamente tengo que aceptarme a mí misma.
Solía pensar que era necesario que alguien me quisiera, que si me dejaban guindando, no me hablaban o se molestaban conmigo era por algo, ¿pero saben?, me di cuenta de que no necesito aprobación de nadie para ser quién soy, que no soy perfecta y que nadie lo es, y que lo único que puedo hacer al respecto es intentar ser lo mejor que puedo ser cada día. Así es, vivir un día a la vez.
Cuando aprendes a quererte y a valorarte a ti mismo, a comprender que a veces la soledad es necesaria, para encontrarte, ahí es cuando empiezas a triunfar, y todo en la vida se te hace más fácil. Con esto no estoy diciendo que seas egoísta, o que centres sólo en ti mismo. Me refiero a que, si quieres pedir perdón, pídelo por ti, para que no te arrepientas después, si vas a perdonar, hazlo para no guardar rencor en tu corazón, no para que la otra persona regrese a tu vida, si vas a dar, hazlo para sentirte en paz contigo mismo, y si quieres recibir o consentirte, no te sientas culpable, porque te lo mereces.
Es cierto que el mejor amor es el que te hace cambiar y ser mejor, eso nunca lo negaré. Pero tal vez aún no nos hemos puesto a pensar que tal vez ese amor, que te impulsa a ser mejor, no necesariamente tiene que ser el amor hacia otra persona, sino hacia ti mismo: cambias porque tú lo deseas, te propones ser mejor por ti, haces metas para sentirte mejor contigo mismo, y eso nunca va a estar mal.
Se despide por ahora: A.P.M.